El milagro de los Andes: dos videos impresionantes y nueve escenas verídicas que no aparecen en “La sociedad de la nieve”
Sinestesia Salvaje. Me obsesioné un poco con la historia y recopilé todas estas escenas e imágenes que no están en la película.
1) “Carlitos, yo me como al piloto”, le dijo Nando Parrado a Páez cuando ya no aguantaban el hambre. Fue la primera vez que hablaron de la posibilidad de la antropofagia. Después, queriendo tantear la reacción, Carlitos le dijo a Adolfo Strauch: “Bo, Nando está loco, se quiere comer al piloto”. Fito le respondió: “No está tan loco; mis primos y yo ya lo pensamos”.
2) El accidente se debió a un error humano del piloto, quien empezó a descender creyendo que ya habían pasado la ciudad de Curicó cuando en realidad estaban en plena Cordillera y ni siquiera habían llegado a territorio chileno. Tal vez por eso, consciente o inconscientemente, el suyo fue el primer cuerpo que muchos imaginaron como alimento. El piloto murió con el impacto y el copiloto, en su agonía y con la intención de orientarlos, les (mal)informó a los muchachos que ya habían “pasado Curicó”. También les pidió que lo mataran con el arma que llevaba en la cabina pero ellos se negaron.
3) El avión cayó en territorio argentino, en el departamento de Malargüe, provincia de Mendoza, a unos 1200 metros de la línea fronteriza con Chile. (De alguna manera las operaciones de rescate del Estado chileno, liderado por Salvador Allende, fueron clandestinas o irregulares). Debido a la mala información del copiloto, los sobrevivientes creían que estaban mucho más cerca de la civilización chilena que de la argentina; si en vez de caminar hacia el oeste hubieran caminado hacia el este, tal vez mucho antes habrían encontrado la salvación.
Esta foto aparece remedada en la película. A los pies del chico de gorro blanco se ven huesos humanos tapados de urgencia. Lo que no se dieron cuenta de tapar es la columna vertebral y sus costillas junto al asiento de avión.
4) El 17 de diciembre, mientras Nando Parrado y Roberto Canessa caminaban trabajosamente hacia Chile, los demás chicos engancharon en la radio la transmisión de la final del Campeonato Nacional argentino entre River Plate y San Lorenzo (para evitar que se gastaran rápidamente las pilas, escuchaban tres minutos del partido, esperaban doce minutos más y volvían a prenderla). Pedro Alcorta, que había vivido con sus padres en Buenos Aires y se había hecho fanático de San Lorenzo, festejó el triunfo dando una vuelta olímpica alrededor del fuselaje del avión. También habían escuchado, en noviembre, fragmentos de la pelea de Carlos Monzón contra Bennie Briscoe, y habían celebrado la victoria del argentino. Por un informativo deportivo se enteraron de que Nacional había salido campeón del torneo uruguayo. Y si bien la mayoría eran hinchas del Bolso, nadie festejó demasiado: se habían prometido no cargarse por fútbol.
5) Nando y Roberto (“Músculo”, le decían) caminaron durante once interminables días en busca de “los prados verdes chilenos”. Cuando creían que los verían detrás de la siguiente montaña, aparecían otras decenas de picos nevados. Pero muy de a poco empezaron a notar que la nieve se ennegrecía, el terreno cambiaba de forma, el paisaje mutaba. En un momento empezaron a sentir “olor a verano”. De un glaciar vieron surgir un chorro de agua amarilla y se lanzaron a tomarla. “Capaz que el azufre nos limpia las tripas”, se dijeron mientras calmaban una sed infinita (el agua de la nieve, se habían dado cuenta pronto, no quita la sed). Después llegaron a una zona de pastizales y vieron un arroyo, el primer ser vivo (una lagartija sobre una piedra), y tuvieron el primer encuentro con la civilización: una tapa de sopas Maggi. Y unos metros más adelante, una herradura. ¡Y más allá una vaca! “¿Y si la matamos y nos hacemos un asadito?”, preguntó uno. “Pero el dueño no nos va a ayudar si la matamos”, respondió el otro. Después, bordeando el arroyo, un campo cubierto de rosas mosqueta, las huellas de un camión, más vacas pastando, ¡y tres hombres a caballo en la orilla opuesta!
6) El arriero creyó, en un primer momento, que eran dos chiquilines “turisteando”. Aunque al verlos mejor, notó que estaban demasiado flacos y sucios. Por el ruido de la corriente del agua no podía escuchar los gritos y, como ya caía la noche y tenía que regresar al rancho con sus hijos, les gritó que volvería mañana. “¡Mañana, mañana!”, escucharon Nando y Músculo y, muy emocionados, se tiraron a esperar. Más tarde, después de comer, se dieron cuenta de que eso que consideraban su alimento cotidiano volvía a convertirse en un cuerpo humano y lo enterraron. A las seis de la mañana el arriero, Sergio Catalán, volvió a aparecer del otro lado del río y, atados a una piedra, le tiró a Nando un lápiz y un papel que decía: “¿En qué puedo ayudarlos?”. Músculo estaba descansando a unos cien metros de ahí; no había bajado a la orilla porque estaba lastimado y muy débil. Nando tomó el lápiz y escribió:
Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace diez días que estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba. En el avión quedan 14 personas heridas. Tenemos que salir rápido de aquí y no sabemos cómo. No tenemos comida. Estamos débiles. ¿Cuándo nos van a buscar arriba? Por favor, no podemos ni caminar. ¿Dónde estamos?”
Y tiró el papel con la piedra hacia el otro lado.
El arriero Sergio Catalán con Nando Parrado (de anteojos) y Roberto Canessa
7) Antes de ponerse a galopar durante doce horas hasta el retén de carabineros del pueblo Puente Negro, el arriero tiró hacia el otro lado del arroyo cuatro panes caseros y vio cómo Nando se comía tres de los panes antes de ir a mostrarle el cuarto pan a su compañero, quien se había quedado descansando a unos cien metros de ahí y, pensando que ese era el único, lo partió en dos para compartirlo (25 años después un hijo del arriero le contó eso a un periodista y, al hacerse público, Canessa se lo tomó a risa en vez de enojarse). En el camino hacia Puente Negro el arriero le pidió a un colega del otro lado del arroyo que fuera a asistir a esos dos sobrevivientes, y cuando llegó al retén los carabineros tardaron en creerle la historia: lo acusaron de borracho mentiroso hasta que leyeron el papel.
8) El rescate de los otros catorce sobrevivientes se hizo en dos etapas: el 22 de diciembre dos helicópteros volaron con dificultad más allá de los 5000 metros de altura de la primera montaña que Nando y Canessa habían subido caminando y recogieron a los que estaban en peores condiciones. Fito Strauch abrazó a Sergio Díaz, uno de los rescatistas chilenos, como si fuera un amigo. Traían dos cartas de Carlos Páez Vilaró: Anímense y tengan confianza; les mando unos helicópteros como regalo de Navidad. Para evitar aludes por el viento de las hélices, la segunda etapa se haría al día siguiente. Esa noche dos rescatistas y un médico durmieron, armados, en una carpa. Díaz, que estaba cumpliendo 48 años, fue el único chileno que entró al fuselaje del avión a compartir con los ocho uruguayos que quedaban. Les dijo: “soy el Viejito Pascuero, pídanme lo que quieran”, y empezó a sacar de su inmensa mochila botellas de agua, chocolates, sánguches de carne seca, salamines, nueces, frutas… Los sobrevivientes comieron hasta atragantarse. “Yo te voy a pedir algo que no vas a tener”, le dijo uno de ellos. “Yo tengo todo”, dijo el chileno. “Pero yo quiero un mate y eso no vas a tener”, le retrucó el uruguayo. “¿Cómo que no?”, dijo el Viejito Pascuero y ante la incredulidad de todos sacó un paquete de yerba, un mate y un termo con agua caliente. Más tarde abrieron la botella de ron que habían guardado para Navidad y que habían empezado a tomar al escuchar por la radio la proeza de Nando y de Músculo, y le cantaron a Díaz el feliz cumpleaños. Los helicópteros volvieron a las diez de la mañana.
9) En medio de los rumores sobre “el canibalismo” (surgidos a partir del sentido común, de una foto con media pierna sobre la nieve que había salido en la tapa de El Mercurio, de los nervios de Canessa y de Nando cuando en el rancho de los arrieros los periodistas les preguntaron con qué se habían alimentado, y de la filtración de los comentarios de uno de los rescatistas), los sobrevivientes volvieron a Montevideo y en una conferencia que dieron en el colegio Stella Maris, Pancho Delgado confesó:
“Mencionar nombres o hechos concretos de valor, de entereza, sería achicar todo eso. Así que prefiero no mencionarlos, pero quiero dejarlo claro. Llegó ese momento en el cual ya no teníamos ni alimentos ni cosas por el estilo y pensamos: Si Jesús en la última cena repartió su cuerpo y sangre a todos sus apóstoles, ahí nos estaba dando a entender que debíamos hacer lo mismo. Tomar su cuerpo y sangre, que se había encarnado. Y eso que fue una comunión íntima entre todos nosotros, fue lo que nos ayudó a subsistir. Y fue una entrega de cada uno”.
También dijo: “contar nuestra experiencia con palabras es achicar la dimensión de todo aquello… A nuestros amigos los llevamos en nuestros corazones”.
En este impresionante video, Roberto Canessa y Nando Parrado hablan con los periodistas chilenos en las afueras del rancho del arriero amigo de Catalán que los fue a buscar y les dio de comer queso, pan. sopa y porotos. A Nando le preguntan por su familia y cuenta que en el accidente perdió a su hermana y a su mamá. Músculo relata el accidente y el arriero salvador cuenta cómo los encontró.
Y en este video, más testimonios de Músculo y del arriero. En el minuto 0:52 un periodista les pregunta cómo se alimentaban: Nando dice que eso no van a responderlo y Músculo dibuja una respuesta poco creíble.
Soy Ignacio Molina. Escribo y doy talleres literarios, entre otras cosas. Me podés encontrar en Instagram: @ignacio._molina, y en Facebook con mi nombre. Mis últimos libros fueron publicados por @falsotrebol_ed. y por Gárgola. ¡Hasta el próximo Sinestesia Salvaje!
Gran trabajo te tomaste Ignacio.
Los tiempos revueltos dan para estas cosas. Mis curiosidades sobre la guerra de los Balcanes me llevan a dos lecturas de Dubravka Ugresic: El museo de la rendición incondicional y La edad de lapiel. Pero fue JUAN FORN quien llevó de lamano a esta autora yugoeslava.
Parecen caminos diferentes pero no lo son. ABRAZO💪🇦🇷✌️ la patria no se vende