Un amigo me contó que cuando se casó por primera vez no supo por qué lo hacía, que llegó riéndose “a la boda” porque no entendía cómo había llegado hasta ahí, y que disfrutó de que su suegro gastara tanta plata en esa fiesta cuyas cuotas debe haber seguido pagando hasta varios meses después del divorcio.
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Un amigo me contó
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Un amigo me contó que cuando se casó por primera vez no supo por qué lo hacía, que llegó riéndose “a la boda” porque no entendía cómo había llegado hasta ahí, y que disfrutó de que su suegro gastara tanta plata en esa fiesta cuyas cuotas debe haber seguido pagando hasta varios meses después del divorcio.